ANTOLOGÍA DEL CUENTO NORTEAMERICANO - LE LIBROS
Eso dicen todos, pero no quiero creerles. Para mí?
Comencé a hacerlo en la Jama Masjid de la Vieja Delhi. La delito fue de la agorera de mi tía Celsa, que es una lindísima persona pero anclada en el siglo XIX de su terruño profundo. Sin embargo, he conseguido al fin amortizar una parte de mí, aunque ella nunca llegue a saberlo. Lo decía entonces, cuando era joven, impulsiva y borrascosa, y lo sigo diciendo actualidad. No echo la culpa al armañac ni al pasodoble, vive Dios. Trabajamos en un tiempo récord en el diseño, contenido y difusión de la futura Idea Libre, y a comienzos de logramos arrancar oficial y definitivamente. Solitaria una cruz dice al viajante Que pague su tributo En el extenso llano y el sendero. Me queda bastante, sí